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El clima fresco de Sintra atrajo a la nobleza y a la élite lusas, que levantó palacios exquisitos, extravagantes residencias y jardines decorativos de serena belleza. En el centro se ubica el Palacio Nacional de Sintra, también conocido como Palacio da Vila, que destaca por sus dos gigantescas chimeneas blancas y por la mezcla de estilos, predominando el gótico y el manuelino. Fue construido por los árabes y, más tarde, lo ocupó la familia real portuguesa.
Alzando la vista hacia la sierra, deslumbra el Castillo de los Moros, también erigido por los árabes durante los siglos VIII y IX como enclave defensivo para vigilar los caminos de tierra que unían Sintra, Lisboa, Cascais y Mafra. Con casi 450 metros de perímetro y 12.000 m² de área, de él apenas quedan las murallas, pero se conserva un paso de ronda que podemos recorrer para contemplar una hermosa panorámica de Sintra y el Atlántico; la puerta árabe con arco de herradura y la capilla consagrada a San Pedro, construida sobre una antigua necrópolis medieval que presenta las características propias del románico portugués.
Muy cerca se encuentra el Palacio da Pena, símbolo por excelencia de Sintra, que fue erigido sobre una antigua ermita dedicada a la veneración de Nuestra Señora de Pena. El edificio sufrió numerosos daños tras el terremoto de 1755 y se agravó su estructura con la extinción de las órdenes religiosas en el año 1834. En 1836, el rey Fernando II hizo una excursión junto a su mujer y, al darse cuenta del estado ruinoso del antiguo convento, lo compró y mandó construir el actual palacio para regalárselo a su esposa. Actualmente presenta una arquitectura y una decoración que mezcla diferentes estilos y corrientes estéticas, con elementos clásicos portugueses como el azulejo. Paseando por sus estancias y por sus jardines se respira su pasado histórico y el misticismo que lo rodea.
Otro de los lugares de imperdible visita es la Quinta da Regaleira. El terreno fue comprado por el noble y filántropo Antonio Carvalho Monteiro y el arquitecto Luigi Manini se encargó de darle la forma actual, que incluye un palacio, un pequeño lago, un invernadero, torreones, una capilla y un pozo iniciático, una de las atracciones más impresionantes, que, según cuenta la leyenda, fue utilizado por masones y templarios. Los amantes de la naturaleza podrán disfrutar paseando por sus jardines y admirando la variedad de especies exóticas de árboles y plantas.
En Sintra, además de descubrir su interesante pasado visitando estos y otros lugares, se puede disfrutar de una excelente gastronomía tradicional -compuesta por platos de pescado, carne y verduras- y de actividades deportivas en la sierra como senderismo, ciclismo, escalada, golf y, por supuesto, las relacionadas con el mar en sus playas más cercanas.
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